El control de calidad en productos cosméticos es un proceso fundamental para garantizar la seguridad, la eficacia y la calidad de los productos que se comercializan en el mercado. Abarca desde el análisis de las materias primas, los envases y los procesos de fabricación, hasta el control microbiológico, la estabilidad y la compatibilidad de los productos terminados.
El exhaustivo control de la calidad tiene como objetivo proteger la salud de los consumidores, evitando riesgos derivados de la contaminación, la adulteración o la falsificación de los productos. Además, contribuye a garantizar la existencia de productos que satisfacen las expectativas y necesidades de los clientes. Para ello, se realizan ensayos físico-químicos, microbiológicos y organolépticos que verifican el cumplimiento de las especificaciones técnicas y legales de cada producto.
Existen unas normativas específicas y muy rígidas sobre el control de calidad en productos cosméticos que deben cumplir los productos, al igual que las responsabilidades de los fabricantes, los distribuidores y las autoridades sanitarias. Definen aspectos como la composición, el etiquetado, la notificación, la evaluación de la seguridad y la vigilancia de los productos cosméticos. En este artículo vamos a repasar cuáles son las más importantes de obligado cumplimiento dentro de la industria, una tarea que puede ser mucho más sencilla si dispones de la ayuda de un software adaptado al sector como el ERP CosmeticMe.
Normas ISO en la industria cosmética
Las normas ISO son un conjunto de estándares internacionales que regulan la calidad, seguridad y eficiencia de los productos y servicios. En la industria cosmética, estas normas son especialmente importantes para garantizar la satisfacción de los consumidores y el cumplimiento de la legislación vigente.
Existen más de 20.000 normas ISO que abarcan diferentes ámbitos y sectores. En cuanto a la calidad de productos cosméticos, las más importantes que aplican son las siguientes:
ISO 22716
Esta norma establece las buenas prácticas de fabricación para los productos cosméticos. Su objetivo es garantizar que los productos sean seguros, eficaces y estables durante su vida útil. La norma aborda aspectos como el control de calidad, la higiene, el almacenamiento, el transporte y la trazabilidad de los productos.
ISO 16128
Esta norma define los criterios para clasificar los ingredientes y los productos cosméticos como naturales u orgánicos. Su finalidad es ofrecer una guía armonizada para los fabricantes y los consumidores que buscan productos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
ISO 9001
Esta norma establece los requisitos para implementar un sistema de gestión de la calidad (SGC o QMS) en cualquier organización. El propósito de la ISO 9001 es mejorar la satisfacción de los clientes, aumentar la eficiencia y optimizar los procesos internos. La norma se basa en el ciclo de mejora continua PDCA (planificar, hacer, verificar y actuar).
ISO 14001
Esta norma establece los requisitos para implementar un sistema de gestión ambiental (SGA) en cualquier organización. Su objetivo es minimizar el impacto ambiental de las actividades, prevenir la contaminación y promover el desarrollo sostenible. La norma también se basa en el ciclo de mejora continua.
Buenas prácticas de manufactura en la industria cosmética
Las buenas prácticas de manufactura son un requisito legal para la industria cosmética en muchos países, como Estados Unidos, la Unión Europea, México y Colombia. Su objetivo es asegurar que los productos cosméticos cumplan con los estándares de calidad, eficacia e inocuidad que exigen las autoridades sanitarias y los consumidores.
Este tipo de normas se conocen por sus siglas en inglés, GMP (Good Manufacturing Practices). Abarcan todos los aspectos del proceso productivo, desde la selección y el control de las materias primas, hasta el etiquetado y el embalaje de los productos terminados. También incluyen la capacitación del personal, el mantenimiento de las instalaciones y los equipos, la gestión de los residuos y la trazabilidad de los lotes.
Al seguirlas, las empresas de la industria cosmética evitan riesgos como la contaminación microbiológica, química o física de los productos, la variación en su composición o su estabilidad, o la presencia de sustancias prohibidas o alergénicas. Así se protege la salud y el bienestar de los consumidores, evitando reclamos por calidad en productos cosméticos o posibles sanciones legales.
Además, las normas GMP contribuyen a mejorar la competitividad y la reputación de las empresas del sector, ya que les permiten ofrecer productos de calidad, innovadores y seguros, que satisfacen las necesidades y expectativas de sus clientes. Así se fideliza a los consumidores y se accede a nuevos mercados.
Normas en el etiquetado de un producto cosmético
El etiquetado es una parte fundamental para garantizar la calidad en productos cosméticos, seguridad y eficacia. La normativa que regula el etiquetado de los productos cosméticos en la Unión Europea es el Reglamento (CE) nº 1223/2009 sobre los productos cosméticos. Este reglamento establece las obligaciones que deben cumplir los fabricantes, importadores y distribuidores de productos cosméticos, así como los organismos competentes para su control.
Entre las obligaciones que establece el reglamento, se encuentra la de proporcionar un etiquetado claro, preciso y veraz, que permita al consumidor identificar el producto, conocer su composición, su modo de uso, su fecha de caducidad y las precauciones que debe tener en cuenta. El etiquetado debe estar redactado en el idioma oficial del país donde se comercializa el producto, o en un idioma fácilmente comprensible para el consumidor.
El etiquetado de un producto cosmético debe contener la siguiente información:
- El nombre o la razón social y la dirección del fabricante o del responsable de la puesta en el mercado del producto.
- El país de origen, en caso de que el producto se haya fabricado fuera de la Unión Europea.
- El contenido nominal del producto en el momento del envasado, expresado en peso o en volumen.
- El número de lote o el código de referencia que permita identificar el producto.
- La fecha de duración mínima del producto o la indicación “utilizar preferentemente antes del fin de”.
- Las instrucciones de uso y las advertencias especiales que deban observarse para un uso seguro y adecuado del producto.
- La lista de ingredientes ordenados según su peso decreciente.
- La función del producto, salvo que se desprenda claramente de su presentación.