Las Ciudades Inteligentes o Smart Cities representan el sumun tecnológico hacia el que se dirige nuestra sociedad. Se trata de un desarrollo urbano que integra las tecnologías TIC y el Internet de la Cosas (Internet of Things) con el objetivo de gestionar de un modo seguro y eficiente cada uno de los activos que conforman el tejido de una ciudad.
Del mismo modo que las empresas se han lanzado a incorporar sistemas tecnológicos que mejoren cada uno de sus procesos, las ciudades inteligentes del futuro optimizarán cada uno de sus recursos mediante tecnología a gran escala destinada a mejorar la vida de sus ciudadanos.
Ciudades inteligentes gracias a la IA y el análisis de datos
Una Smart City representa también un esfuerzo común, ya que requiere que muchos sectores de la sociedad integren de forma segura y estratégica elementos tecnológicos. Una vez más, un escenario parecido al de las empresas que afrontan sus procesos de digitalización o transformación digital.
La visión sobre la adopción de estas tecnologías puede diferir según el lugar o el tipo de ciudad, ya que las necesidades no siempre son las mismas: densidad de la población, infraestructura, topografía, sistemas de transporte, tráfico, programas de manejo de residuos… Las ciudades inteligentes se componen de miles de elementos, sin embargo, no existe área de gestión o infraestructura que no pueda beneficiarse del uso de tecnología.
Construcciones inteligentes
Ya hemos hablado del impacto de la tecnología en la construcción. La construcción de edificios que incorporen sensores ya es una práctica habitual en gran parte del territorio. Estos sensores pueden controlar el estado de salud estructural de los edificios, detectando desgastes y notificando la próxima necesidad de realizar reparaciones, así como detectar fugas en tuberías, llegando a aislar el tramo afectado por la avería.
Por otro lado, los ciudadanos mediante el uso de app pueden avisar a los funcionarios de la ciudad de que han detectado desperfectos que deben ser reparados en la calzada o en cualquier infraestructura pública.
Enfrentar los problemas específicos de una Smart City y encontrar la solución tecnológica adecuada, sin afectar aquellas áreas que ya presentan un óptimo rendimiento, es un proceso similar al que realizamos las empresas de software empresarial. Y lejos de abandonar los retos actuales, también debemos tener una mirada puesta en el futuro. Debemos anticiparnos a próximas problemáticas, sacando el mayor partido de cada una de nuestras capacidades de desarrollo tecnológico. Un reto apasionante, sin lugar a dudas.
Eficiencia energética
La eficiencia energética es el principal foco de las ciudades inteligentes. Mediante el uso de sensores inteligentes, las farolas atenúan su luz cuando no hay automóviles o peatones en las carreteras. Los contenedores de basura pueden conectarse directamente al servicio de recogida de residuos para optimizar su recogida. Y puede controlarse en todo momento el agua de la ciudad: caudal, almacenaje, estado de la potabilidad…
Tráfico y seguridad pública
En las ciudades inteligentes los parquímetros ayudan a los conductores a encontrar plazas libres mediante una app. Los semáforos inteligentes se sirven de la monitorización del tráfico para optimizar su sincronización y evitar la congestión de coches según las circunstancias de cada momento (día, hora, afluencia, eventos, accidentes…)
La tecnología urbana ya se está utilizando para mejorar la seguridad de los ciudadanos. Desde áreas de vigilancia hasta la preparación de emergencias mediante el uso de sensores que pueden predecir sequías, riesgo de inundaciones, deslizamientos de tierra…
Sostenibilidad
La sostenibilidad es otro gran caballo de batalla en el futuro de las ciudades inteligentes en áreas donde la población tiende a abandonar el campo para vivir en las grandes urbes. La mitad de la humanidad vive hoy en día en ciudades. Una tendencia que no parece que vaya a detenerse a no ser que se apliquen políticas reales para fortaleces el estado de la España vaciada.
La tecnología permitirá a las Smart Cities soportar ese crecimiento urbano al tiempo que mejora su propia eficiencia. El desarrollo urbano sostenible pasa por mejorar las condiciones sociales, económicas y ambientales de las áreas urbanas.
